Claves para saber si tu bebé escucha bien
Tanto si tenemos alguna evidencia de pérdida auditiva en el historial familiar como si tenemos sospechas de que nuestro bebé puede tener algún problema de oído, es fundamental revisar con cuidado su audición para determinar si el pequeño tiene algún problema auditivo y poder ponerle remedio de manera eficiente, rápida y sencilla lo antes posible, a fin de prevenir dolencias más graves en el futuro que puedan llegar a afectar a su desarrollo.
Consejos para saber si un bebé escucha bien
Si bien hasta hace no muchos años la única evidencia de que un bebé no escuchaba bien era que no respondía a diferentes estímulos auditivos o presentaba retrasos en el habla, en la actualidad es posible realizar pruebas a los bebés desde su más tierna infancia para poder detectar hipoacusias o problemas de audición. De hecho, como revisaremos más abajo, es posible realizar estas pruebas a los bebés recién nacidos para poder empezar con el tratamiento más adecuado a cada pequeño en caso de que se detecten problemas de audición prematuros.
Es importante recordar que la detección precoz resulta clave si queremos poder establecer un tratamiento eficiente lo antes posible para nuestro pequeño. Si tratamos al niño con problemas de audición antes de los dos años de vida podrá conseguir una audición normal, ya que en esta etapa de su vida su plasticidad neuronal es muy amplia. Del mismo modo, si no tratamos a un bebé y este no oye bien, conforme vaya creciendo le costará aprender a hablar bien, y esto influirá en gran medida en distintos aspectos de su desarrollo.
Asimismo, los profesionales expertos en audición de Audicostaudifonos.com, nos han reseñado algunas de las claves importantes que debemos tener en cuenta a la hora de determinar si nuestro bebé escucha bien. Durante las primeras semanas de vida, si el bebé escucha bien se despertará y abrirá las manos si escucha sonidos fuertes, como palmadas o el sonido del despertador.
A partir de los dos meses debe girar la cabeza si movemos un sonajero, unas llaves o algún objeto que haga sonidos cerca de su cara. A los cuatro meses debe ser el niño el que coja estos juguetes y los haga sonar para escuchar su sonido.
Del mismo modo, cuando el bebé tenga entre cuatro y seis meses, si hacemos sonar juguetes que emiten sonidos de animales deben poner caras de sorpresa, agitar las manos o evidenciar algún signo que indique que están escuchando los sonidos. Además, si le damos los juguetes debe pasarlo bien haciéndolos sonar y no debe cansarse de escucharlos.
Cuando el bebé ya haya cumplido los seis meses debe ser capaz de escuchar y reconocer las melodías de las canciones que siempre le ponemos o le cantamos y de mover las manos con dichas canciones. A esta edad, un bebé con una buena audición también disfruta haciendo sonar diferentes instrumentos musicales que podamos facilitarle como pianos, tambores, etc.
Cuando el bebé supere los nueve meses ya debe ser capaz de escuchar sonidos suaves. De esta manera, si le hablamos en voz baja debe escucharnos y girarse a buscarnos. Del mismo modo, debe ser capaz de reconocer su nombre y de responder cuando lo llamemos moviéndose o riéndose.
Si tu bebé no realiza estos gestos en cualquiera de las etapas en la que se encuentre, es importante que acudas cuanto antes a un especialista para que pueda valorar si padece algún problema de audición o tiene algún otro tipo problema cognitivo. De hecho, si los niños no responden a estos estímulos sonoros es importante consultar cuanto antes con un otorrino porque en algunos casos probablemente sólo sea un problema auditivo parcial, y cuanto más pequeño sea el niño al empezar el tratamiento más sencillo será resolverlo y evitar que pueda afectar a su aprendizaje, desarrollo o lenguaje hablado.
Asimismo, si estás embarazada y quieres saber si tu bebé escucha bien desde su nacimiento, puedes realizarle una prueba especial el día después de su nacimiento. Existen diferentes alternativas, y todas ellas son rápidas y totalmente indoloras para los bebés. De hecho, estas pruebas forman parte de una iniciativa denominada «Programa de Detección Precoz de Hipoacusia».
Una de las opciones más populares es la prueba de Otoemisores. En este caso se ubica una sonda en el conducto auditivo externo para registrar la emisión provocada o espontánea de los estímulos sonidos. Si se encuentran registros es que el bebé escucha bien, aunque esta prueba es efectiva en el 80 o 90 por ciento de los casos, con lo que no es fiable al cien por cien, ya que existen algunas excepciones, como los bebés que padecen neuropatías auditivas que provocan que emitan otoemisiones aunque sean incapaces de escuchar (y es por este motivo que resulta tan importante estar atentos a las señales del hogar que nos permitan detectar un problema de audición en nuestro bebé).
Por otro lado encontramos la prueba de potenciales evocados. Esta prueba es mucho más fiable. En este caso, el otorrino es el encargado de estimular la vía auditiva del bebé y de registrar las ondas que ésta emite. Si consigue recoger ondas esto quiere decir que el cerebro interpreta bien el sonido que entra por el oído y que el niño tiene audición.
En cambio, si no detecta respuesta auditiva con estas pruebas el otorrino tendrá que repetir la de evocados de manera más profunda, para valorar que el bebé pueda responder a algunos tipos de frecuencias e intensidades o que no lo haga.